CUANDO supo que gracias a aquella canción del verano -desagradable y lacerante mezcolanza de mal gusto y estrépito- autor, intérprete y discográfica se habían forrado, no pudo dejar de pensar que en la absurda sociedad que le había tocado en suerte, se había ya llegado a un punto en el que bastaba una descomunal gilipollez para, con un poco de fortuna de su parte, poder hacer millonarios a aquellos que la perpetraban. Y, tras considerar que, pese a llevar toda su vida haciendo el gilipollas, seguía siendo más pobre que una rata, concluyó que sólo podía deberse a que estaba irremediablemente gafado.
La flor del tabaco
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*(Pues si mata… que mate)*
*A Manolo Rubiales –echando humo.*
*Ayer noche, al quedarme sin tabaco*
*–Estaban los estancos y colmados,*
*Los quioscos...
3 comentarios:
Es que hay gilipolleces y gilipolleces...
Un beso.
No estaba gafado, sólo era que No se había sabido Vender, No Había puesto los Medios Necesarios -culo incluído- para ello.
Quiero llegar hasta allí
¿Cual es el precio?
¿Estoy dispuesto a pagarlo?
¡No!
Pues, a otra cosa, mariposa.
Besitos getafenses: PAQUITA
(Anda, díme algo, todos, o no?, necesitamos las palabras, algunas de ellas)
Como decia la amdre de aquel soldadito"que bueno mi hijo solo el lleva el paso"...un abarzo.
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