miércoles, 8 de febrero de 2017

Arca


Llueve tras los cristales. Sin embargo,
al calor de la estufa,
no juzgamos la lluvia como algo amenazante,
sino como expresión
de un mundo que es lugar de paz y siembra,
donde cuando diluvia,
según los musicales
de Hollywood, aquellos
que un día decidieron, tras triunfar,
disfrutar de la vida,
cantan con alegría, contra viento y marea,
chapoteando en los charcos:
hay un lugar seguro, a modo de arca,
con toallas limpias y agua
abundante y caliente,
aguardando a que acaben de bailar los sobrados;
un arca que es a un tiempo
también de la alianza entre unas élites
que, injustas, acaparan
todo el maná e imponen
sus tablas de la ley —ley sin justicia
ni ética— a los que llevan
desde siempre aquejados de intemperie
y reuma hasta el tuétano.
"I'm singing in the rain,
just singing in the rain...":
claqué para la crème
de la alta sociedad.
Qué diferente al baile
cansado de los nadie,
ese en que los danzantes,
más que a ganar un premio
de un puñado de dolares,
aspiran a encontrar un lugar cálido
en el que, protegidos del rigor del invierno,
dar una cabezada y, a deshoras,
comer algo caliente.
¡Danzad, danzad, malditos!

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Está algo sacado del contexto cinematográfico.

Gene Kelly baila "singin in the rain" desesperanzado, para no llorar cuando no lo seleccionan por enésima vez para actuar en un musical.

Parece consolarse con que las farolas admiren su arte, aunque coja una pulmonía, ya que no tiene influencias partidistas ni de gente importante para dar el salto a la fama

ralero dijo...

Bueno, sí, se podría decir que me he tomado cierta licencia poética. Pero pequeña. Porque en la comparación con los otros danzantes, los malditos, esos abonados al infierno, lo de Gene Kelly sólo era un breve paso por el purgatorio.