sábado, 5 de noviembre de 2011

Tribulaciones de una crisálida (IV)


Noche de perros. Ladran. Husmean entre el légamo buscando los huesos pavoridos de mis sueños. Lamentos fatuos se alzan desde el fondo del mar donde se pudren los deseos. Desarbolado, a la deriva, busco a tientas un cubil donde ocultarme del frío crepitar de la jauría. Pero me roba el paso la galerna, y un rayo pertinaz de luna nueva proyecta su negrura en mis pupilas, guiando la avidez de los sabuesos.

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