El apoliticismo de los pueblos es la pútrida simiente de la que brotan, como malas hierbas, la mercantilización de la política y, con ella, la dictadura de los mercados.
La flor del tabaco
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*(Pues si mata… que mate)*
*A Manolo Rubiales –echando humo.*
*Ayer noche, al quedarme sin tabaco*
*–Estaban los estancos y colmados,*
*Los quioscos...
3 comentarios:
Amén.
No se puede ser apolítico, el hombre es un animal político.
Ya lo dijo Aristóteles, pero cada día hay más hombres empeñados en renegar de su esencia. Al la frase del griego yo añadiría: Aunque haya políticos que son unos animales -parásitos.
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