martes, 22 de noviembre de 2011

Paco



A Carlos Parejo



¿QUÉ habrá sido de aquella chica? Me la encontraba casi todas las tardes cuando salía de paseo con la perra. Se llamaba Julia, y tenía un enorme perro negro, Paco, que era todo nobleza. A veces entablábamos conversación, y llegué a conocer muchos detalles acerca de ella: edad, donde se encontraba aproximadamente su domicilio, que vivía sola, era una apasionada de la ensaladilla rusa, las películas de romanos, Valente, Florencia, Buñuel y Violeta Parra. Muy hermosa. Alta y bien formada, era enérgica, pero dulce a un tiempo en los gestos; y pese a que su rostro, sin ser feo, tampoco podría ser considerado un ejemplo inequívoco de belleza, tenía un no sé qué, un indescifrable atractivo, que lo hacía único. Quizás fuesen aquellos enormes ojos negros que siempre brillaban a la par que su incansable sonrisa, o su inacabable cabellera negra cayéndole en todo momento lángidamente sobre las mejillas y siempre con aquel penetrante y peculiar aroma a dama de noche. Calculo que hará ya en torno a seis meses desde que la vi por última vez. Y he de confesar que la echo en falta. A diario. Y siempre en los mismos lugares, en aquellos en los que coincidíamos más a menudo. Es curioso el gran aprecio que podemos llegar a sentir por personas casi desconocidas sin ser conscientes de ello hasta que desaparecen de nuestras vidas. No sé, aunque nunca dije ni hice nada que pudiese ponerlo de manifiesto, me gustaba. Mucho. Ahora hace seis meses que no la veo. Y me preocupa que haya podido sufrir un accidente, pueda estar enferma o, incluso, haya muerto. No quiero ni pensarlo; sería terrible, un pedazo insustituible de universo habría muerto con ella. ¿Y si la han asesinado? No sé, por ejemplo, alguien que hacía por encontrársela a diario a la hora que sabía salía a pasear con su perro; alguien que había entablado tantas veces conversación con ella, que conocía a la perfección sus fobias, carencias, esperanzas, frustraciones; que vivía sola, le gustaba la ensaladilla rusa, Valente; su domicilio…

3 comentarios:

Calma en días de tormenta (Darilea) dijo...

Hay personas que van de paso, y otras que dejan huella.
:) Besitos Rafa

Anónimo dijo...

Melancolía disfrazada al final de ironia. ¿Por qué todos los hombres tenemos ese miedo a parecer blandos?

Vivian dijo...

Nunca he tenido un perro porque amo a los gatos, pero he llegado a una sesuda conclusión, si alguna vez lo tengo no hablaré con extraños ni diré que me gusta la ensalada rusa. (Ni las galleticas oreos)
Te estoy empezando a tener miedo mi Rafa…
(Recién llegué de trabajar, anduve en otras ciudades, no imaginas el calor que hace)
Muchos besos