lunes, 28 de enero de 2008

Octavilla marchita


Marchitose en mi pecho

La fugaz esperanza

Al tornarse añoranza

De un agónico amor.

Y el aullido cansado

De mi voz sin aliento

Se apago de tormento

Desangrado a dolor.

5 comentarios:

Anónimo dijo...

Rima LXV

Llegó la noche y no encontré un asilo
¡tuve sed!... mis lágrimas bebí;
¡tuve hambre!¡Los hinchados ojos
cerré para morir!

¿Estaba en un desierto? Aunque a mi oído
de las turbas llegaba el ronco hervir
yo era huérfano y pobre…¡El mundo estaba
desierto… para mí!

Gustavo Adolfo Bécquer.

Un beso.

Anónimo dijo...

Una rosa negra. En blanco y negro. Pero no marchita. ¿sin color?, tal vez. No sé...

Besosssss.

Anónimo dijo...

Hermosamente poético Que suerte que te encontré

Anónimo dijo...

Me encanta como eres capaz de cambiar de registro; todos son diferentes pero, se les nota tu acento, tu mano...
Un abrazo.

Anónimo dijo...

Sin esperanza, con añoranza, tormento,... uff, me duele hasta a mí que lo leo, un besazo