Cayó anoche la noche callada y aplastó
como a uva o aceituna o cucaracha
contra el jergón vacío mis escuálidos sueños
desecándolos
extrayendo sus jugos
para dejarlos luego correr sobre el asfalto
y hundirse como un barco carcomido
camino de las cloacas por las fauces
sin regreso posible de las alcantarillas.
Las criaturas sin alma
—ratas nieblas penumbras―
que pueblan las mazmorras de este submundo urbano
y se nutren de espanto están de fiesta.
La flor del tabaco
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*(Pues si mata… que mate)*
*A Manolo Rubiales –echando humo.*
*Ayer noche, al quedarme sin tabaco*
*–Estaban los estancos y colmados,*
*Los quioscos...
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Como la brisa que la sangre orea
sobre el oscuro campo de batalla,
cargada de perfumes y armonías
en el silencio de la noche vaga,
...
( G.A. Bécquer)
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