Los dioses de la guerra,
amén de sanguinarios,
no son seres bizarros y apolíneos
siempre en primera línea
y leales a los suyos.
Ares no es más que un mito.
Los dioses de la guerra
son engendros panzones,
traicioneros, cobardes,
que ocultos, sin dar nunca
la cara ni llegar
a hollar con sus pezuñas piroclásticas
un campo de batalla,
orquestan, miserables,
desde sus confortables y lujosas
trincheras erigidas
con vísceras y sangre,
el lento Armagedón contra natura,
el más inicuo crimen
contra la Humanidad, el exterminio.
La flor del tabaco
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*(Pues si mata… que mate)*
*A Manolo Rubiales –echando humo.*
*Ayer noche, al quedarme sin tabaco*
*–Estaban los estancos y colmados,*
*Los quioscos...
1 comentario:
¡Qué Dioses tan inhumanos, para darles este nombre¡
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