Todas las noches, mientras duermo, me viene a visitar un hada. Me clava los colmillos con sigilo en el cuello, y me anega la sangre de fábulas y sueños. Luego, cuando despierto, se ha desvanecido igual que los amores antiguos carcomidos de silencio y distancia. Pero queda en el aire su fragancia, un no sé qué celeste empapado de ausencia, que embriaga y envenena. Entonces la detesto. Hasta que cae la noche y al fin me vence el sueño.
La flor del tabaco
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*(Pues si mata… que mate)*
*A Manolo Rubiales –echando humo.*
*Ayer noche, al quedarme sin tabaco*
*–Estaban los estancos y colmados,*
*Los quioscos...
1 comentario:
Los amores antiguos que resucitan son hadas bienhechoras sin los que nos costaría vivir
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