viernes, 31 de agosto de 2007

La flor de la vida

Tu vida se extinguió

Cuando apenas contabas veinte años.

No llegaste a hospedar conciencia de tu muerte

Y, alma en pena, continuaste

------------------------------------------ planchando,

Tendiendo al sol la ropa, haciendo la colada,

Almibarando almuerzos, las cenas desoladas,

Los agrios desayunos y la pus de otras llagas.


Y en las noches sin lumbre, como luz y milagro,

Tras de lluvia regar las clavellinas,

Velaban sin descanso tus latidos,

Sangre ahogada en un puño metida,

Por la miel en los labios y el soñar de los hijos.


Y tragaste tu bilis,

Durante un largo tiempo,

Sin al fin decidirte por hacer la valija

Y, abrigada en la noche, para siempre, escaparte.


Hace no mucho tiempo –siempre el pasado es corto

Aunque parezca eterno cuando al cieno nos ata-

Las garras de la muerte,

Tan piadosas a veces con los que permanecen,

Te arrancaron con mimo la mortaja

Y empezaste a vivir. No faltaron las lágrimas,

Ha de doler nacer de otras muertes,

Cuando siempre se tuvo respeto por la vida.

Pero, a pesar del dolor, retoñaste.


No llegues a pensar

Que, por andar rondándote

Los setenta,

------------------ ha podido ser tarde,

Airea y desempolva los sepulcros

¡Y aprovecha!

Está toda tu vida

Por vivir, por delante.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Puede morirse a los 20 o a cualquier otra edad y seguir vagando como alma en pena, pero tb se puede reaccionar en cualquier momento y pensar en esa vida por delante, abrazo

Anónimo dijo...

Eso espero que le ocurra a la mujer de la que hablo. No sé, podría ser mi madre. Sí, creo que sí.

Un abrazo.