Más que las bombas, el hambre. Pero, sobre todo, la indiferencia. ¿Alguien es capaz de imaginar una más sofisticada y letal arma de destrucción masiva?
La flor del tabaco
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*(Pues si mata… que mate)*
*A Manolo Rubiales –echando humo.*
*Ayer noche, al quedarme sin tabaco*
*–Estaban los estancos y colmados,*
*Los quioscos...
1 comentario:
Pena, penita, pena...
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