martes, 27 de noviembre de 2018

Caperucita navideña y el lobito melómano


—¿Dónde vas, Caperucita?
Ancabuela a llevarle unas peladillas y a cantarle un villancico de mi propia, fecunda y dulce cosecha.
—Ah, vale, hasta luego.
—No, no, espera, lobito, que te voy a usar como punching ball para un improvisado ensayo de mis prodigiosas aptitudes para esto del bel canto navideño.
—¡NOOOOOO! ¡SOCOOOORRO! HOUSTON, HOUSTON, I HAVE A PROBLEM!

Y nunca más se supo del lobito melómano por aquellos pagos. Aunque hay quien asegura haberlo visto a veces vagar sin rumbo y dando tumbos por las lindes del bosque, bien disfrazado bajo una piel de oveja churra.

1 comentario:

Carlos dijo...

Sueño raro y divertido, pero en Navidad falta el niño Dios