Toma un periódico.
Límpiate el culo.
Un momento, un momento.
¡Ni se te ocurra usarlo entero!
Eso sería demasiado tocho
para tan poco ojete
—da igual que tengas un pandero
como el de un proboscídeo.Y si es el ABC
¡MUCHO OJO CON LAS GRAPAS!
Así que toma unas tijeras
y elige en el periódico el artículo
que, en tu opinión de mierda, defienda con más arte
las supuestas bondades de este circo
consagrado a las mafias
del totalitarismo financiero.
Recórtalo con mimo.
Dóblalo varias veces
—no sea que se rompa y te manches los dedos
con tus heces fecales—
y regresa al principio
de este bodrio-poema.
Luego escribe a la contra
cagándote en los puercos
que oprimen a los pueblos
y a los empobrecidos de este mundo.
Y al fin mete el artículo manchado
de mierda en una bolsa —¡no la agites!;
te podrías poner hasta las cejas—
y déjala a las puertas de alguna institución
de esas que llamamos democráticas.
El poema está listo. Puede ser una mierda,
pero tal vez moleste.
No pienses que por esto
eres ya un escritor.
Pero, tranquilo, de esos
ya los hay a paladas.
Ánimo y fuerza. Escribe, escribe, ya eres
una jodida mosca cojonera
incomprendida —y esto
te ha de llenar de orgullo—
por poetas bucólicos o afines al régimen de turno,
así como por necios y fascistas.
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