"Eran las cinco en punto de la tarde."
Federico García Lorca
España es como un toro. Quiero decir, sus pueblos; su proletariado, sus mileuristas, pensionistas, trabajadores precarios y parados de larga duración que, atiborrados de vino peleón, patatas fritas y burundanga, se sueñan burguesía y dueños absolutos de sus destinos. Suenan clarines y timbales, y una cuadrilla de sucios matarifes pertrechados con capotes y muletas rojigualdas saltan al ruedo del patriotismo barato del poco pan y el mucho circo, dispuestos a llevar a cabo su execrable espectáculo de tortura y muerte al fuego lento del esclavismo, la pobreza energética, el desahucio, los niños sin merienda, los recortes, la corrupción, la depresión y el suicidio. Y aunque en este ignominioso coso devoto de Frascuelo y de María es de sobra sabido por todos que a capote y muleta les sirve como acertadísimo sinónimo el término 'engaño", como 9 de entre cada 10, como dijo el poeta, somos de usar la cabeza para embestir más que para cualquier otra cosa, entramos sin reflexión alguna al trapo tras el que se ocultan la tiranía de la codicia empresarial y el Santo Oficio. Después, en la taberna, tras haber sido arrastrados como piltrafas sanguinolentas de carne inerte por el albero, nos quejamos con inusitada congoja de las estocadas. Y de las moscas cojoneras.
1 comentario:
Acertadísima síntesis del meollo de la democracia parlamentaria española del siglo veintiuno
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