lunes, 11 de junio de 2018

Paisajes huelváticos (1). Acantilado del Asperillo y Cuesta Manelli (Parte primera) (Carlos Parejo)


El litoral de la provincia de Huelva conserva aún playas vírgenes de arenas blancas como éstas, rodeadas de un entorno natural. Se encuentra entre las localidades de Mazagón y Matalascañas, en plena Doñana. Y, aunque parezca mentira, cuando se impulsó el Polo Químico de Huelva (años setenta del siglo XX) se barajó ubicar en estos parajes desde una Central Nuclear a una Base de Lanzamiento de Misiles, iniciativas que no prosperaron. Gracias a ello, ha sido siempre una playa familiar. Si bien tuvo dos importantes limitantes como eran la dificultad de acceso desde la carretera costera y su uso como Campo de Tiro y Prácticas Militares. El Plan Especial de Protección del Medio Físico de la provincia de Huelva (año 1987) lo incluyó en su “Catálogo de espacios no urbanizables y con protección especial”. Asimismo, formó parte de la ampliación del Parque Natural de Doñana a mediados de los noventa. Gracias a ambas medidas este paisaje quedó exento de su urbanización cuando se diseñó el macroproyecto turístico-hotelero Costa Doñana o World Hotel. Una vez se declaró espacio protegido por la Consejería de Medio Ambiente y fue refrendado como suelo no urbanizable se abrieron nuevas expectativas. Y es que diluidas estas amenazas urbanizadoras, los acantilados del Asperillo reciben un nuevo impulso para su uso público a raíz de su declaración como “Monumento Natural” por la Junta de Andalucía (con fecha de 23 de noviembre de 2001).

Lo primero que nos sorprende de este paraje es que accedemos mediante un sendero o pasarela (1,2 kilómetros) de tablones de madera que atraviesa por encima el cordón dunar que separa playa y carretera. Un sendero que, además, está adornado con paneles informativos sobre la flora y fauna del lugar. Cuando divisamos el mar y llegamos al borde del acantilado, no nos imaginamos que estamos ante el acantilado ha ido acumulando más alto de Europa (más de 100 metros) formado por mantos de arenas que el viento; y que sus materiales más antiguos se estiman que tienen entre catorce y quince mil años. “Si Marte tuviera mar, tal vez el paisaje sería muy similar a este. Es espectacular pasear a lo largo de la extensa playa y ver las distintas tonalidades de ocres, naranjas y negros en los distintos niveles estratificados”: BARTOLOMÉ, JUAN. Acantilado del Asperillo (Huelva). Revista National Geograhic. Madrid. Marzo 2018.

(¢) Carlos Parejo Delgado.

1 comentario:

Carlos dijo...

No ha quedado nada mal