¿Y si constituyésemos
un Comando Cipote
para, con una porra
y en grupo, reventarles
el ano a los cretinos
que andan justificando
a esos hijos de un gran
putero, esos malditos
violadores de mierda,
cobardes que hemos dado
en llamar La Manada?
(No es para que gocemos
practicando el sadismo
ni aún menos por dar rienda
suelta a apasionamientos
propios de justicieros;
es para complacerlos,
pues sus declaraciones
incitan a pensar
que les encantaría.)
. . . . . . . . . . . . . . . . . .
Es, el que debiera preocuparnos, el efecto manada. Oh, no; sabed que en esta gran nación podemos ser de todo menos xenófobos y machistas.
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