me
sueño en el jardín de las delicias,
sembrando
en ti, con besos y caricias,
de
entre sus frutos todos, los mejores.
Mas
nunca, del albor, los resplandores,
fueron
a la ilusión luces propicias,
y
en su hálito primero, irreal, inicias
la
esterilización de mis labores.
E
inerme en el paraje más adusto
que
nunca imaginase humana mente,
de
sed y sal se ahoga la simiente,
con
sólo una esperanza a su disgusto:
Antes
de que, a su insomnio ponga broche,
la
Parca, hallar otro oasis en la noche.
4 comentarios:
Se hace muy difícil la lectura con esa letra :(
Vaya!, pues no me lo pareció. Pero, claro, es que yo leía sabiendo de antemano lo que leía. Nada, cambiado queda.
Gracias y abrazos.
Ahora sí. Es que tenía que pararme cada vez y así ni ritmo ni ná.
Ya los bordas.
Besos.
Es sugerente y musical. Y el orden de la carta positivista del XIX está trucado por lo misterioso del barroco del XVII
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