Nueva York (EEUU) se ha visto colapsada por el primer huracán que, en trescientos años de historia, llega a sus costas. A diferencia de la sureña Miami sus edificios no estaban preparados para tales eventos.
Moscú (Rusia) ha tenido un verano propio de la estepa desértica, de tan ardiente y seco. Muchas personas mayores han padecido graves golpes de calor, habituadas a un verano húmedo y templado y, sobre todo, al gélido invierno.
Islamabad (Pakistán) ha sufrido, en la temporada del Monzón, inundaciones descomunales que han anegado todos los cultivos de las tierras bajas y medias, ya que los ríos se han convertido en mares.
Los vientos están rebeldes y gritan con un clamor airado. Los huracanes y tifones toman nuevas rutas. La trayectoria de las borrascas es cada vez más incierta, aunque los meteorólogos cuentan con los medios más sofisticados para predecirlas que nunca hubo.
La atmósfera del planeta Tierra parece haber enloquecido. Pero no es así, simplemente está enferma por tal cantidad de gases contaminantes que los seres humanos le han arrojado en apenas cincuenta años.
Y mientras, los políticos que gobiernan los países apenas hacen más que reunirse en Cumbres Mundiales del “Cambio Climático”, que más bien parecen de intercambio de papeles mojados. Nadie quiere cerrar una gran fábrica o central energética contaminante que le disminuya el producto interior bruto (nunca mejor dicho). La codicia insensata de hacer dinero a cualquier precio está de moda.
Moscú (Rusia) ha tenido un verano propio de la estepa desértica, de tan ardiente y seco. Muchas personas mayores han padecido graves golpes de calor, habituadas a un verano húmedo y templado y, sobre todo, al gélido invierno.
Islamabad (Pakistán) ha sufrido, en la temporada del Monzón, inundaciones descomunales que han anegado todos los cultivos de las tierras bajas y medias, ya que los ríos se han convertido en mares.
Los vientos están rebeldes y gritan con un clamor airado. Los huracanes y tifones toman nuevas rutas. La trayectoria de las borrascas es cada vez más incierta, aunque los meteorólogos cuentan con los medios más sofisticados para predecirlas que nunca hubo.
La atmósfera del planeta Tierra parece haber enloquecido. Pero no es así, simplemente está enferma por tal cantidad de gases contaminantes que los seres humanos le han arrojado en apenas cincuenta años.
Y mientras, los políticos que gobiernan los países apenas hacen más que reunirse en Cumbres Mundiales del “Cambio Climático”, que más bien parecen de intercambio de papeles mojados. Nadie quiere cerrar una gran fábrica o central energética contaminante que le disminuya el producto interior bruto (nunca mejor dicho). La codicia insensata de hacer dinero a cualquier precio está de moda.
© Carlos Parejo Delgado
1 comentario:
Siempre me he dicho que se pierde el tiempo en tanta cumbre estúpida que no arregla nada.Otra forma de marear la perdiz.Y mietras tanto...Todo avanza hacia la hecatombe, que a ese puñado de gente le es indiferente.Besos demoledores
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