lunes, 26 de septiembre de 2011

La ausente (LXVIII)


te miro desde el fondo del insomnio
y advierto con espanto que estás envejeciendo
a miles de años luz de este sudario
de sombras solaneras que envuelven mis deseos

después cuando agotado de estar muerto
me duermo en la honda cárcava y te sueño
eternamente niña abres tus pétalos
y viertes en las niñas de mis ojos
la flor del espejismo inmarcesible
que en sueños fuego fatuo arde en tu espectro

gran lástima que la hoz de la alborada
venga a segar la flor y al jardinero
mudando los jardines hipogeo

2 comentarios:

Anónimo dijo...

El sueño como jardín del edén y pristina infancia, y la realidad como hipogeo y valle de lágrimas.
Dualidad del soñador que eres

Friki dijo...

Siempre podemos al abrir los ojos y ver ese cielo, amplio, luminoso, tras los cuervos....

Besitos,Poetazo !!! "toy exhausta" poniendo en marcha mis casi 300 alumn...de turno noct.

M.