24 de septiembre de 2011, 7:25 A.M., Marismas del Titán, (Huelva). La perra me alerta con sus ladridos; un objeto volador en principio no identificado (OVepNI) surca incandescente los cielos. En su trayectoria descendente, ya a sólo unos instantes de impactar contra la tierra, está a punto de golpear a una gaviota, que, presa de espanto, se aleja volando hacia el sur, sin intención aparente alguna de regresar. Ojalá sea una premonición -pienso.
8:47 A.M., en algún lugar de la ciudad de Huelva. Me decido a probar suerte en las redes sociales. “Subasto pedazo en buen estado de satélite UARS que recogí hace poco más de una hora en las marismas del Titán, mientras paseaba a la perra. Tiene el tamaño y la forma de un puño cerrado con el dedo corazón alzado -no la perra, el pedazo de satélite. Pujen, pujen (como medida anti crisis, se admiten también ofertas en especie)”.
6: 58 P.M. ¡Oh, no!, la NASA en mi casa (lo intuyo de inmediato, pese a que todos los miembros del comando ocultan su identidad bajo disfraces bastante mal logrados de Rambo o Rocky Balboa.)
Me conminan a entregarles el pedazo de basura espacial, arguyendo que su recuperación es en la actualidad, junto con alcanzar a sentar de una vez por todas unas bases sólidas que permitan que se continúe puteando al pueblo palestino sine die, una de las mayores prioridades de la administración Obama. Dudo que sea cierto; también está -me digo para mis adentros- el asunto ese de la suspensión de la NBA. Respondo que no sé de qué cojones me están hablando y les muestro mi puño cerrado con el dedo corazón alzado, en tanto, haciéndome el sueco, comienzo a silbar el himno de Riego. Bastante enojados por mi negativa -de lo del himno ni se enteran-, comienzan a hablarme de no sé qué posible y muy peligrosa contaminación estelar, con la evidente intención de acojonarme. Les digo que, como en los espacios siderales por los que ha viajado su satélite, al igual que en la NASA, no existe vida inteligente, es imposible que sus pedazos hayan vuelto contaminados con el maléfico virus del comunismo. Creo que no alcanzan a comprender la ironía.
7:23 P.M. Estos tíos no bromean, está claro, y ya desde un principio van al grano en la aplicación de sus sofisticados métodos de tortura. Nada de medias tintas. No obstante, al no conseguir hacerme decir palabra tras haberme obligado a ver tres veces consecutivas el mismo capítulo subtitulado de “Walker, Texas Ranger”, parecen haber decidido cambiar de estrategia.
11:45 P.M. Entra el gran jefe. Comienza a interpretar el papel de “presi bueno” y, con la evidente intención de despistarme, entona con escaso sentido musical aquello de "yo soy aquel negrito..." Pero yo sé bien que en el fondo su corazón es tan apestosamente blanco como el de todos los que lo han precedido en el cargo. Lo interrumpo y le digo secamente que no podrán sacarme nada de nada. “Yes, we can” -responde-, y comienza una larga perorata en la que sale a relucir en varias ocasiones el dichoso Nobel de la Paz, y bla, bla, bla, bla, bla, y God Bless America, y bla, bla, bla, bla, bla...
25 de septiembre de 2011, 2:33 A.M. No creo que pueda resistir ya por mucho tiempo, se acaba de unir al grupo Michelle, y ha comenzado a relatar con todo lujo de detalles aquellos maravillosos días que pasó en la Costa del Sol; ¡con lo que me había costado olvidarlo! Hago un esfuerzo sobrehumano tras el que consigo una vez más alzar el dedo corazón, y ella, con saña desmedida, lo introduce en su nariz. Hasta siempre.