martes, 4 de mayo de 2010

Médiumnité

La aurora es un taladro.
Penetra en las pupilas
A mil revoluciones
De vértigo al segundo,
Y un humor amarillo
Salpica las paredes
Ruinosas de los sueños.
Avisadas las moscas
Del lupanar inmundo
Donde el sadismo es pauta,
Acuden al hedor
Viscoso del fracaso
Y, obscenas, en las cuencas
Resecas y vacías
Fornican, ponen huevos,
Defecan luz celeste.
La aurora es un helminto
Voraz como anaconda;
Engulle con fruición
Las ansias, prostituye
Los himnos virginales
Que engendran en su seno
Feraces las tinieblas;
Y, en su estruendo de pájaros,
Las estrellas abortan
Y arrojan, prematuro,
Su feto a la basura.
Y allí atroces los huevos
Que pariera el celeste
Sin clemencia eclosionan
Devorando promiscuos
Los despojos del llanto
De lo nunca nacido.
La aurora es un verdugo
Que subvierte el poema.

1 comentario:

~pi dijo...

[ no final da noite onde

as traças

dançam






~