viernes, 7 de noviembre de 2008

Noviembre



Como en el vendaval un pájaro golpea
con todo su cuerpo un cristal transparente
y se mancha de sangre su ala blanca.

Anna Ajmátova


En mi redor no hay luz. Un pozo negro
Se alzó como la bruma de noviembre
Se cierra en torno al faro cual los párpados
De un náufrago que agosta, en su demora,
El muelle, los telares, la esperanza
Que alienta a la mujer del argonauta.
Gaviotas, como títeres al viento,
Quebradas en su vuelo se desploman
Inermes contra el muro de la noche:
Hace un frío de huesos sin guarida.
Perdido ya sin sueños ni odisea,
Me duelen la humedad y la penumbra,
Y el pozo va invadiendo mis adentros
De gélidas esquirlas de piel lívida.
La costumbre es un viento sin clemencia.
De súbito… se alumbra un espejismo
–Luz que, prestada, brilla en la alta luna-.
Mas la sangre que vierten las heridas
Por mis uñas y dientes desgarrados
De trepar hacia el fondo hechos ceguera,
Vidriera se transmuda en el camino
Tintando de agonías mi plumaje.

3 comentarios:

Milena dijo...

Rafa esa ave no ha muerto, sobrevivá en el gélido pozo. Que no cierre los doloridos párpados, la luz alcanzará sus ojos de un momento a otro

Un abrazo, amigo.

Dolo dijo...

La costumbre es un viento sin clemencia. Me quedo sin duda con esa frase.Me ha parecido buenísima y cruelmente verdadera.

Anónimo dijo...

Espero que ese ave, no muera, siga volando.
Besos Rafa