jueves, 6 de noviembre de 2008

La visita en el espejo



En mitad de la noche hasta mi casa
De visita ha venido la tristeza
Y la espalda le he dado con espanto.

Entonces mis pupilas, de soslayo,
Buscando en el espejo, ha perseguido
Y al fin, cuando ha alcanzado a ver su eclipse,
Me ha llamado “su hermano”…
Y ha llorado.

14 comentarios:

Sintagma in Blue dijo...

La tristeza sólo viene de visita y por fortuna, se va...

Anónimo dijo...

Échala!; yoo te ayudo con una sonrisa y un beso.

R.-)

Milena dijo...

A ver si lo entiendo ¿has hecho llorar a la tristeza? es así?

Abrazos

Anónimo dijo...

Alegría te deseo para este finde que se aproxima... bueno, en realidad, para todos y cada uno de los días de tu vida.
Bellímo
Baci

rosa_desastre dijo...

Hay que romper los espejos Rafa. Visitas tan inoportunas no merecen réplica.
Un beso

Capochoblog dijo...

Jo!

:S

Besos.

ralero dijo...

Milena, no sé si la hice llorar, pero lo hizo. El porqué nunca lo sabremos. Pudo ser por compasión, por envidia, por rabia...

Un abrazo.

Anónimo dijo...

A mi me han dicho que la tristeza no llora salvo cuando sueña con sonrisas.

Victoria Caro dijo...

llevo largo rato leyéndote y no me extraña que hagas llorar a la tristeza. Tú eres capaz de conmover a quién te propongas con estos pedazos de poemas.

Un beso, grandote.

Te esperamos el sábado.

ralero dijo...

Puede ser Victoria, aunque no deja de ser una paradoja que el vértigo quedo y brumoso de la ciénaga termine por conmover a las auroras.

Un beso. Allí estaré.

Anónimo dijo...

Buenas noches, chiquito y hazme el favor de pasar ya ya a otro poema que el ojo ese...aggg me recuerda a lo de la catequesis "el ojo que todo lo veía" que miedo madre madre.....

Enga!

Anónimo dijo...

asi se cuela de rondon en nuestra alma y ya no nos deja, gran amiga se instala en la alcobe, en la mesa del comedor, entre los libros, en el polvo que levantamos por el camino...bello y triste y desgarrador poema. Me has traido ecos de nuestra Rosalia, un alma en pena que dejo pomas increibles e increiblemente tristes.
Un fuerte abarzo.

Anónimo dijo...

Aunque yo no soy la alegría de la huerta precisamente en estos momentos, siempre habrá sonrisas para tí.

Y mil besos desde mi luna.

Anónimo dijo...

Echaré la tristeza de mi casa, bien deprisa y bien lejos; me rompe el corazón.

A ti te voy a guardar.