martes, 11 de noviembre de 2008

Estación de penitencia (VIII)



Desde la herida abierta se derraman
Cenizas mortecinas: sólo lágrimas.
Ya no hay sangre en las venas ni un motivo
Que me hagan anhelar o que permitan
Cualquier resurrección, la vuelta a casa.

Por los labios cosidos,
Por la hiel y el vinagre
Por las manos atadas,

Por los brazos partidos
Por los ojos sin luz,
Por la cruz sobre el ansia…
Ven de madrugada a darme un beso.

Pero que sea de Judas y después
Recoge las cenizas de mi llanto
Y arrójalas aún vivas a los perros.

3 comentarios:

Anónimo dijo...

Cambia hiel por miel y vinagre por canela.

Recoge este regalo de tu hada, por favor.

Un beso

MaLena Ezcurra dijo...

Tus letras de hoy me ganaron por derribo.
Son terribles y bellas.


Besos van. compañero.


MaLena.

Anónimo dijo...

Inmenso Rafa, es como puñal.