Sumido entre las sombras sin resquicio
Del arduo laberinto tejido en el silencio,
Soñó el hombre una luz hendiendo efugios
Al bruno murallón que, mudo, lo enclaustraba.
Cansado de vagar sin rumbo alguno,
La vasta somnolencia que, amarga, lo aturdía,
Nublaba, sin embargo, tan densa, sus sentidos
Que, henchido de recelo, la duda lo abrumaba.
¿Será acaso una voz, una mirada,
La cálida ternura de unas manos
Tendidas sobre el foso de lo yerto
Igual que un puente pródigo a un prodigio?
Pero era tanto el peso, en la zozobra,
Cargando su sentina de cruel desesperanza,
Que inmóvil se quedó, preso del llanto.
¡Cuánto plomo en las alas, cuánta escarcha
Devastando su aliento, cuántas huellas
Haladas por la mar hacia el olvido!
Entonces recordó viejas leyendas
¡De un hilo un nombre un hilo un nombre ARIADNA!
¡Alabados los dioses que pueblan el Olimpo!
-Se dijo esperanzado y jubiloso-
¡Por fin alguien escucha mis plegarias!
Sangrando a borbotones por la herida
Abierta por la ausencia en su costado
Sin fuerzas se arrastró hacia aquella aurora
Equívoca, frugal y evanescente,
Y al fin, cuando la luz tomó en sus manos,
El hilo transmudóse en telaraña.
Ilustración: “Relativity”, de M.C. Escher.
5 comentarios:
Brutal y mortalmente bueno!!!
Tu eres grande, no solo alto :)
Hoy, un abrazo vitaminado, si?
Besos.
Ay Ariadna.... por qué los hilos tendrán siempre nombre y apellidos...
Genial...
Un abrazo
CARPE-DIEM
Genio, que eres un genio, que ésto es buenísimo Rafa, que tienes un nivel que no es normal, que ésto a ti se te queda pequeño, que eres mu grande quillo...
Besos y babas
A veces los hilos transmudan en telaraña.
Genial !
Unas letras de maravilla, parece que Escher dibujo para danzar con el poema.
Un beso.
MaLena.
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