viernes, 10 de octubre de 2008

La herida en la flor del magnolio




Un polvo ceniciento y corrosivo
Recubre el mobiliario de los sueños
Y tejen los minutos telarañas,
Asiendo el porvenir a lo pretérito.

El suave centelleo del magnolio,
Pintando sus fragancias sobre el mármol,
Sin nadie que recorra sus estambres,
Se apaga ya en su aroma, mustio y pálido.

La luz que se refleja en las vidrieras,
Pavesa en las penumbras de la espera,
Proyecta en mi mirada a la intemperie
La más honda y brutal de las tristezas.

¡No puedo más con tanta ruina insomne,
Con tanto aliento herido abandonado,
Con tantas alimañas recorriendo
El ansia de horizontes hecha ocaso!

Por eso cuando irrumpe en mis jardines
El alba gris y parca del pasado,
Igual que a un espejismo en el destiempo
Observo sus pupilas de soslayo;

Y me ato a sus mordiscos de Quimera
En busca del fulgor que viera antaño
Como un indicio frágil que me alumbre
En esta larga noche de mi llanto.

Mas nunca ante las mías se dilatan,
Y no sé si se encuentran las razones
En mi alma imperceptible de fantasma,
O en que ella es ya un cadáver sin pasiones.

Y así se desvanecen mis vestigios
Pudriéndose en lo oscuro de la ausencia
En tanto se disgrega el firmamento,
Sumido en un vacío sin estrellas.
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4 comentarios:

Alma dijo...

Me ha emocionado el poema...hay días demasiado grises

(entré en el otro blog y me asusté, menos mal que encontré este, me gusta pasear por tu rinconcito y quería seguir disfrutándolo)

Un beso

Anónimo dijo...

Como todo gran estreno, espectacular Rafa, lleno de belleza y emoción, me quedo con ese verde esperanza, que pinta tu página.
Abrazos poeta

El Secretario dijo...

Hola Primo.

Estaba leyendo otro correo cuando me llegó el tuyo.

Hacía tiempo que no pasaba por El éxodo.

Sí. Me dieron unos meses de fiebre poemática.

Y os visitaba.

Y os comentaba.

Ahora se me pasó esa fiebre, esa incandescencia, y no volví a escribir ni una línea en verso.

Y dejé de visitaros a los poetas.

Ahora vengo acá y me duele ver esas imágenes.

Me duele tanto dolor.


Un abrazo.

Mityu dijo...

Acabo de leer el correo. Tu R.I.P. me alarmó lo suficiente como para espabilarme.
Aquí estás, más bello de lo que te recordaba.
Somos dueños del dolor, mal que nos pese.Pero la punta de esos dedos toca la belleza, que es como decir el comienzo de todo.
Salud, poeta.
Besos