jueves, 1 de febrero de 2018

La mandanga


"Que dame la mandanga y déjame de tema,
dame el chocolate que me ponga bien..."

El Fary

En asuntos legales estoy pez;
de modo que no entiendo ciertos términos
de la jerga que gastan los letrados.
Así que escucho hablar de la Doctrina
Botín y me pregunto qué puñetas
será con ese nombre tan extraño.
Lo primero que pienso es que se trata
de algo relacionado con la industria
del calzado y me acuerdo del torito
de El Fary, aquel tan guapo. Pero, luego,
reflexiono y me digo "Rafael,
estás como una cabra legionaria
o 'jarto' de mandanga; porque, a ver,
qué pollas pinta un toro con botines
por más que tenga pinta de Don Juan."
De modo que concluyo que el asunto
no va de botas, chanclas o alpargatas.
Entonces qué... botín, menudo enigma.
!Claaaaro, botín! ¡Eso de los piratas!
Esos tipos con un parche en un ojo,
que iban desde Algeciras a Estambul
cargando su bajeles con tesoros
afanados a to' quisquirimundi,
y yéndose, a menudo, de rositas.
¡Pero no puede ser! ¡Ya no quedan piratas!
(Salvo en el Cuerno de África... ¿marines?)
Así que no me aclaro. Porque, claro,
si no es botín de bota dando coces,
pisoteando al pueblo, y si tampoco
es el botín de una horda de piratas
saqueando al ciudadano, despojándolo
de pan, techo, trabajo y libertades,
qué puñetas será, qué puede ser
la Doctrina Botín de los cojones.

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