martes, 4 de diciembre de 2007

Graznidos


Hay un canto enquistado en mis latidos.

Como a espectro al que oprime su cadena,

Somete a mi esperanza y la condena

A, sola, abismarse, cual alaridos


Bajo el agua, como brazos partidos

Que anhelan quebrar la niebla. La pena

Que compone sus arpegios, resuena

Como frutos podridos, cual gemidos


De perro enfermo. Gruñe devastando

Mis últimos vestigios, calcinando

Mis cenizas sin voz; brota su aliento,


Amarillo, como mudo temblor

Sin tiempo ni albor. Su nombre es pavor

Y muerde mis alas cual cuervo hambriento.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Tengo tanto que leer cuando vengo a verte.

Hay tanta fuerza en tus letras.

Un beso Rafa.

Anónimo dijo...

Rafa, amigo mío, eres sorprendente. No hay un sólo día que no venga a visitarte y no tengas un menú de lo más apetitoso. Ya conoces mi admiración.