"Las autoridades autoritarias advierten que el uso de prendas de vestir de color amarillo puede ser constitutivo de delito de libertad de expresión."
Cuando vinieron a borrar el amarillo
no hice ni dije nada
por no ser yo proclive al amarillo.
Luego vinieron a eclipsar el rojo,
símbolo de pasión;
¿se puede imaginar mayor pecado?
Más tarde se llevarón el azul,
el naranja, el violeta, el turquesa y, por último,
el verde, el más terrible
de todos los panfletos terroristas
por ir siempre asociado a la esperanza.
Y tanto se afanaron en dejar
sin aire a la palabra,
que aquel himno tan feo -lolo lolo-
acabó sustituido
por una invocación muda al silencio.
Y tanto y tanto y tanto y más negaron
la luz y el arco iris,
que todo derivó
en lóbrega mazmorra,
en tanto se adoptaba por bandera
un trapo gris ceniza hecho jirones
con el que continuaron, como ocurre
desde que el mundo es mundo,
limpiándose sus culos hediondos los patriotas.
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