viernes, 6 de abril de 2018

Ebriedades


En España —aseguran, categóricamente y al unísono, destacados y muy constitucionalistas miembros de los poderes ejecutivo, legislativo y judicial— no existen presos políticos. No, no, tranquilos, que no voy a hablar de Junqueras, Jordi Sànchez o Cuixart, ni de otros políticos catalanes en busca y captura. Hoy quiero recordar a esos jóvenes de Altsasu que llevan casi año y medio en prisión preventiva incondicional y sin fianza por un altercado, más propio de gente ebria que de otra cosa, a las puertas de una discoteca. Si los mismos hechos hubiesen tendido lugar en Murcia lo más probable es que todo se hubiese resuelto con una mera sanción administrativa. Y ni eso si los protagonistas hubiesen sido unos jóvenes ultraderechistas en jauría; "una gamberrada juvenil", se nos habría dicho. Y punto. Pero no, sucedió en Navarra, justo al lado de la frontera con Euskadi. Y los jóvenes, supongo, deben ser afines a ideas nacionalistas y de izquierdas. Y ahí siguen, en la sombra, acusados de terrorismo. Y lejos, muy lejos de sus hogares; que también hay que castigar con dureza a sus familiares por haber traído al mundo a semejantes alimañas. Pero no, en España —según aseguran categóricamente destacados y muy constitucionalistas miembros de la torquemadería patria— no existen presos políticos. ¿Hasta cuándo nos durará esta insufrible resaca?

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