El hecho de haber sido asesinada
por ETA u otro grupo terrorista
no ha de mudar por fuerza
a una persona en héroe
o punto de inflexión, ni significa
que hubiese sido en vida
dechado de virtudes y bondades.
Tampoco significa lo contrario.
Ni buena gente ni héroe
ni villano; a menudo
sólo una víctima y no más por mucho
que una horda de bastardos sin escrúpulos,
insistiendo en que fuera de los suyos,
no de todos, pretendan conferirle
la condición de mártir e hito y símbolo
a fin de que les sirva de coartada
o cortina de humo
para sus cambalaches.
Malditos sean por siempre esos bastardos.
La flor del tabaco
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*(Pues si mata… que mate)*
*A Manolo Rubiales –echando humo.*
*Ayer noche, al quedarme sin tabaco*
*–Estaban los estancos y colmados,*
*Los quioscos...
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