viernes, 22 de julio de 2016

Los lestrigones patrios

"—Bien parece —respondió don Quijote— que no estás cursado en esto de las aventuras: ellos son gigantes; y si tienes miedo quítate de ahí, y ponte en oración en el espacio que yo voy a entrar con ellos en fiera y desigual batalla."


Cervantes

Los cantos de sirena
tratando de arrastrar al que está tieso
a ese cepo para osos como torres
eléctricas, llamado emprendimiento
―y de especial manera
en un país como el nuestro
parcelado y vendido hace ya tanto
a saldo― no son más
que cantos de sirena
―vaya perogrullada innecesaria,
o puede que no tanto,
afirmar que los cantos
de sirena son cantos de sirena―.
Y encima desafinan,
¡manda güevos!
¿Y el mástil? ¡Vaya!, el mástil
fue astillado y vendido
para encender hogueras
―¡bendita Inquisición!― y hacer arder
en su fuego a las bruixas!
¿Emprendimiento como
nicho o fuente de empleo?
¡Los cojones!
En el emprendimiento,
esclavas y señores, no hay futuro.
Asunto bien distinto
es si al emprendimiento le quitamos la "e",
la "m" y le añadimos
una preposición
y el término "corruptos".
Nos queda "prendimiento
de corruptos". Y ahí,
sin duda,
si que sí
hay un nicho de empleo
de más de un par de ovarios,
en un país como el nuestro
plagado de ladrones de moqueta
de chiringuito público y privado.
Aunque qué duda cabe
de que el actual Gobierno difícilmente habrá
de estar por la labor de impulsar el asunto.
Así que, de momento,
oh Penélope, deja
de hacer punto: Odiseo
hace tiempo emprendió
un negocio de mierda
en la isla de Eea,
y olvidó la utopía
de volver algún día
a batallar por Troya
y a las playas de Ítaca.

1 comentario:

mailconraul dijo...

Nunca los molinos del emprendimiento fueron más difíciles de gestar en esta época de amancebados.