domingo, 27 de enero de 2013

Poemas serios (XIX)

Árbol sin sombra, di
¿por qué nos han robado,
las estatuas,
la estación de las lluvias?
¿Acaso tienen miedo a ver su rostro
seráfico en las aguas del estanque?
¿A caer sobre sí mismas y perderse
en la honda persistencia de lo turbio?
Pero no; las estatuas
desconocen el miedo, son aliadas
del transcurso del tiempo
y, en su firme arrogancia sin mirada,
se sueñan portadoras de lo eterno.
Y entonces ¿qué?, ¿quién nos robó la lluvia,
ese prodigio insólito que iguala
–sólo es cuestión de tiempo–
la piedra al fuego estéril del sediento?

1 comentario:

Anónimo dijo...

¿Tiene el árbol la estoica paciencia de la estatua ante el inexorable transcurrir del largo tiempo de sequía? ¿Qué podemos aprender de él?