El dios Sol, adorado por los antiguos, no es más ni menos que una bomba de hidrógeno alrededor de la cual gira este planeta cargado con un bullicio de hombres y animales que se devoran para sobrevivir. Para saber qué nos traerá el año nuevo de 2013 lo único cierto es el pronóstico del Calendario Zaragozano. Habrá heladas con fríos polares en enero; escarchas matinales y nevadas en febrero; vientos desapacibles con frecuentes nublados en marzo…
Otra cosa muy distinta será lo que nos depare la vida en esta vuelta a la bomba de hidrógeno, que empieza ahora. Yo le pediría al Dios Sol, venerándolo como hacían los antiguos, que su luz nos regale al menos un pequeño placer cada día; que nos ofrezca alguna aventura, una pasión para fingir que somos libres; que este año en toda su órbita no nos encontremos con ningún idiota que nos amargue la vida.
© Carlos Parejo Delgado
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