A Bienvenu. A Paco.
En aquel país del África negra, en aquella democracia militar hereditaria, en aquel olvidado territorio exportador neto de energía, una brizna de luz retando a las penumbras de la noche, al insoportable calor del paralelo cero, a la podredumbre de la carne, la fruta y la esperanza, no era más que una rara avis, que un artículo de lujo -eufemismo de necesidad sin dilaciones-, que todos celebraban durante los parcos parénteis de brillo sucediendo y precediendo a la impudicia inacabable de las sombras. Pero llegó, tras lejanas fronteras, ese magno acontecimiento, ese evento hermanador de pueblos, ese culmen: el Mundial de Fútbol. Y se hizo la luz como milagro al estilo de un haiku: sempiterna en lo efímero. Waka, waka, porque esto es África.
No hay comentarios:
Publicar un comentario