CUANDO, tras haber firmado aquel pacto mal llamado de progreso, formaron el equipo de gobierno, no les quedó otra opción, dados su rancio abolengo y sus ilimitados y deletéreos tentáculos, que nombrar, a aquel mafioso y serio aspirante a marqués, primer terra-teniente de alcalde.
Ilustración: El conde de Pinohermoso y el marqués
de Molins, a caballo, en las afueras de Sevilla,
por José Roldán (1848). Madrid, Museo del Prado.
de Molins, a caballo, en las afueras de Sevilla,
por José Roldán (1848). Madrid, Museo del Prado.
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