Nochemente en primera persona oigo yorar
y en el arrullo del silencio discrimino
los timbres inauditos de mi acústica estética
Carlos Edmundo de Ory
tan íntimo es llorar que no es un verbo es un pronombre
de ambigua ortografía
cuando el llanto es ajeno
siendo o no por mi causa
lo siento –por- con “elle”
–del pronombre francés
mas si son mías las lágrimas las vomito con “ye”
–qué pobre nombre han dado
a nuestra hermosa i griega
los lerdos académicos
de la Real Academia de la Lengua Española
y yuevo por sin elle un yoro llaga
diyanto universal de arena yerta
que cae sobre la llerba llerma y yace
ahogándose en un hollo llugo
charco
de sal sin el destello de la estr-eya
de un pronombre en plural
3 comentarios:
Siempre me sorprendes, interesante ex-peri-miento. Y sí, la pluralidad es complicada y a veces dolorosa, pero es la esencia misma del amor.
Beso.
Me encanta leerte Rafa :-)
Un beso
No yores mi Rafa!
Me encantó!
Besos
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