jueves, 7 de abril de 2011

Breve tratado pagano y radical de anti-psicología


El mundo se divide –“nuestro” mundo-
en un par de submundos paralelos,
reflejo uno del otro, uno en los otros,
con un vidrio azogado de por medio.
Del lado de las sombras siempre el ego
–amplio caleidoscopio constituido
por siete mil millones de cristales-
pugnando por hallar tras de sus límites
la luz que sin arder arde en los otros
–simbiosis, pese a ser un simulacro,
caldeando la pared de la caverna
del ser íntimo y solo en su deriva.
Pero este a un tiempo micro y macrocosmos,
este adentro y afuera que titila
como una estrella agónica sin centro,
se ha visto desde siempre encenagado
por fieros asesinos de luciérnagas,
roedores de la osmosis y el azogue,
ladrones del rescoldo y el encuentro,
labriegos del rencor y de la cólera,
que elevan sus estériles mazmorras
con las ruinas opacas de ese abrigo
mudado en intemperie por su causa.
Y esto destroza el nexo, el nervio, empuja
al ego a un albañal de neurastenias,
a una Babel-abismo, a una condena
de oscuros laberintos sin Ariadna.
Al pútrido estertor de la carroña,
llegan después psicólogos, psiquiatras
e hipócritas pastores de lo eterno,
con burdos embelecos de trilero,
buscando hacer su agosto en la cellisca
haciéndonos pensar que está en lo adentro
la luz que extravió nuestra desidia.
Jamás oigas sus cantos de sirena;
son la consagración del odio, el pánico,
del margen sin regreso a la otra orilla,
la lápida que sella el mausoleo
del micro y macrocosmos agostados
al borde de la más terca entropía.
Mas no te ates al mástil, vence el miedo,
ábrete paso a golpes, dentelladas,
en medio de esos limbos para-lelos,
hasta mudarte azogue, amor, reflejo,
fundiéndote en los otros a tu ego.

1 comentario:

Elsa dijo...

Eres... grande, grande.

besos.