domingo, 24 de abril de 2011

Sacrilegio


venero tus veneros con mi sed
de cicatriz impúdica
contrita de renuncia hasta los tuétanos

en mi ateísmo fiel
me extirpo el corazón me arranco el sexo
y uncidos de fetal
lagrimasemen
los escupo al altar donde Quimera
deglute los motivos de la ofrenda

mas persisten la sangre el vaho inciertos
en su voraz desear desear amar
trepidando violentos y anaorgásmicos
frente a la herida abierta e inconcusa
del
cielomar fundido en sí sin coito

vértigo náuseas náuseas náuseas vómito
riadas putrefactas y asfixiantes
de sudarios de arena concebidos
sin urdimbre de raso ni milagro
se abaten desbocados desde el fondo
sin luz del firmamento
sobre la devoción sin lar ni tiempo

hay una sombra obscena en la ventana
lame el cristal lo lame lo disuelve
y estalla contra el lecho con su infinito frío
un trueno paralítico sin eco
ni el auge de un relámpago

(una liturgia hostil crece en la noche
y trenza en su ebriedad de polvo el terco
y abyecto advenimiento del que invoca
desde su
tumbapúlpito la pócima
de unas briznas de azogue sal y credo)

1 comentario:

Paloma Corrales dijo...

Tremendo, trepidante y vertiginoso, te lleva con la respiración contenida. Irremediable.

Beso.