Desde que comenzó a pronunciar sus primeras palabras, sus padres intuyeron que iba a tener dificultades con el lenguaje. Y con los años se confirmó; las confundía, pronunciaba unas en lugar de otras, era incapaz de ordenar adecuadamente las vocales… A lo largo de su infancia pasó por la consulta de decenas de logopedas, pero ninguno logró dar con la solución a su problema; un problema que finalmente terminaría por ser decisivo en su vida.
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Tras años de penuria, de trabajos mal pagados que le duraban poco a causa de su dificultad para comunicarse, de desdicha y soledad, aquella noche había decidido dar un cambio radical a su vida, aquella noche daría el primer paso para salir de la miseria costase lo que costase. Y, revolver en mano, se apostó en el parque tras el grueso tronco de un magnolio a esperar su oportunidad.
A lo lejos comenzó a escucharse el sonido de unas pisadas sobre las hojas caídas. Sintió como se le aceleraba el corazón y comenzó a dudar de sus intenciones. No obstante, cuando ya sonaban a corta distancia les salió al paso de un salto y, blandiendo trémulamente el revolver, gritó “¡MONOS ARRIBA!”; y se subió a una rama. Afortunadamente.
1 comentario:
O cómo hacer del limite una ventaja..
B x C
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