Los más mayores aún recuerdan los 25 refugios en que vivieron en la Sevilla de la periferia a mediados del siglo XX cuando la gente huía del campo y las inundaciones. Era una ciudad horizontal de miles de casitas bajas, cuyas habitaciones tenían como paredes intermedias colchas, mantas, sacos, lonas o colchones colgados de cables o cuerdas, la mayoría de las veces, pues se trataba de casas prefabricadas, grandes naves o locales que servían de almacenes, edificios en construcción, etc.
Los servicios, lavaderos y cocinas eran colectivos y se construyeron provisionalmente. Tampoco había agua corriente en los habitáculos. En los refugios se hacía vida de corral de vecinos, pero en condiciones aún más precarias.
Ahora sólo viven en estas condiciones los rumanos que han levantado el asentamiento chabolista a orillas del río Guadalquivir, yendo hacia Camas.
La Sevilla de las chabolas entonces ocupaba – de norte a sur- parte de la barriada de San Jerónimo y distrito norte, del polígono de San Pablo, de Amate y Los Pajaritos, de Torreblanca, del Polígono Sur y de La Corchuela, yendo para Dos Hermanas.
Afortunadamente, desde finales de los años setenta se convierte más en historia del pasado que en memoria del presente, con la construcción de miles de bloques de pisos para viviendas sociales. Nace la “Sevilla de los polígonos.”
(¢) Carlos Parejo Delgado
No hay comentarios:
Publicar un comentario