En la localidad murciana de Lorca una concejala, a propuesta de una asociación de padres con hijos con discapacidad intelectual, ha 'unido en matrimonio' a dos perros policía para cumplir los deseos de una niña con parálisis cerebral. Pero la simulación de boda canina, un bello e inocuo gesto colmado de amor y humanidad, ha levantado de inmediato, en redes sociales y barras de tabernas VIP, una gran ola de burla, odio e intolerancia por parte de los inicuos, esa despreciable y tóxica fracción de la intelectualidad más provinciana, reacciona y mediocre, cuyos miembros no dejan pasar una sola oportunidad en la que poder jactarse de sus incuestionables y muy superiores progresía, calidad moral y sapiencia, ni para tachar de memos y totalitarios a aquellos que, afortunadamente, no piensan como ellos. Es decir, a aquellos que aún se esfuerzan en pensar. Menudos cavernícolas.
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