viernes, 1 de diciembre de 2017

Bilabiales opresivas


La P y la B, tan separadas,
con tantas otras letras de por medio,
han sido, sin embargo, ya hermanadas
en la Una, Grande y Libre y su alfabeto
para siempre. Es la magia
cloacal, la magia negra,
aún más negra que un cuervo, de la mafia
con disfraz de Eliot Ness y Winston Churchil,
que gira y gira y gira en la ruleta
de la banca y su usura siempre gana
y pierde el populacho y pierde y pierde.
La P de podredumbre
y me llena de orgullo y satisface
decir me he equivocado,
no volverá a ocurrir -cruzo los dedos-,
y la B de becerros como Luis
el Cabrón y su lista
manuscrita de tipos agraciados
de pasta en sobre -ñoquis, macarroneees,
tabaco, pipas, chicles, caramelooos-
cocida al dente en caldo gordo y negro.
La P de proxenetas y de puertas
que giran engrasadas con la sangre,
el sudor y las risas estúpidas e histéricas
de los bobalicones -B de berzas-.
La B de Biba España -qué altas cotas
ha llegado a alcanzar nuestra cultura-
y la P de patriotas a por ellos...
La P de caja B, B de PP,
y la P intercalada
en el bipartidismo
-que hiede a puaj y no es en Dinamarca-
de pensamiento único y acrítico
y todos sus cayados y muletas.

                                        (Antipoema delirante y mitinero)

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