"Lo que hace falta es suprimir el mal y no desplazarlo. ¿Qué me importa a mí que lleve tal o cual nombre, que esté aquí o allá, si bajo esa máscara y apariencia, sigue atravesándose en mi camino? A los enemigos se los suprime, no se les sustituye."
Joseph Déjacque
Después haber sufrido
durante no sé cuántas
veces ya esta tortura
del puedo prometer
y prometo, no alcanzo
a comprender por qué
puñetas a la víspera
del día de la marmota
fraudulenta del voto,
la llamamos "jornada
de reflexión". ¡Qué leches
de reflexión ni gaitas!
Ya es tiempo de empezar
a nombrar cada cosa
por su nombre, amputando
de raíz los eufemismos
urdidos con la idea
de embolicar al pueblo.
Así que, desde ahora,
llamemos a la víspera
del engaño "jornada
del desahogo, el descanso",
y al día del fraude "fiesta
de los embaucadores."
1 comentario:
La jornada de reflexión es otra memez que se añade pachanga continua.
Salud y feliz navidad.
Francesc Cornadó
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