Sujetos cuyos sensibles y afinados tímpanos no soportan los algo más que gemidos de la vecina del tercero izquierda cuando se ejercita en el noble, ancestral y difícil arte del fornicio, pero que, en toda fecha señalaita, disfrutan como babuinos masturbándose, haciendo estallar petardos de potencia similar a la de una podadora de margaritas.
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Que no digo que no tengáis to' el derecho del mundo a disfrutar como gilipollas durante estas fiestas de mierda con esa estúpida tradición de los petarditos de los cojones. No, hombre, no, que uno es tolerante hasta con las costumbres de los más mastuerzos. Lo que digo es que os los hagáis estallar dentro del ano. Pa' que no haya tanto puñetero estrépito. Ah, y salid bien cagaos de casa.
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