lunes, 9 de enero de 2017

Bodrio-poema consumista


La imagen que nos muestran en los medios
de la cuesta de enero —ese concepto
asociado al consumo sin medida
a la par que a las más grandes carencias—
no es más que una falacia.
Porque no es una cuesta la de enero
ascendente y pesada
que, una vez superados
unos meses más tarde
los duros desniveles
que llevan, serpenteantes,
al puerto de montaña,
conduzca a un pedaleo
más agradable y cómodo
en un dulce descenso hasta una meta
plagada de laureles.
Es una cuesta abajo
de vértigo que acaba,
no en febrero o en mayo
o, en el peor de los casos,
con el mes de diciembre,
sino en un punto negro
sin retorno posible
al borde del abismo.
¡Y, ahora, vengan, consuman,
estamos de rebajas por derribo!

1 comentario:

Anónimo dijo...

Hay para quién ya es cuesta de enero todo el año. Sólo a los que le sobra van de rebajas