Las puertas
no necesitan jaulas;
ellas solas se bastan para marcar los límites
entre el ser y el no ser,
entre la maldición
de la cautividad
y aquello que no existe.
Las puertas,
siempre cerradas, son
nuestra única certeza,
prueba y error sin resultados,
avalando la ciencia.
La flor del tabaco
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*(Pues si mata… que mate)*
*A Manolo Rubiales –echando humo.*
*Ayer noche, al quedarme sin tabaco*
*–Estaban los estancos y colmados,*
*Los quioscos...
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