Aquella generación del 2000 marcó un antes y un después en el progreso de la raza humana. Los nacidos dicho año hablaban más con las máquinas video parlantes que con las personas; no oían el rumor de la calle sino el de sus walk-man, y sus pies eran cada vez más prensiles que palmípedos, pues patinaban o pedaleaban en lugar de pasear.
Su interés por el pasado y el futuro era enternecedor. Sus padres les decían: ¡En aquel edificio estudió tu hermana mayor¡ ¡No me interesa¡ ¡En esa iglesia nos casamos tus padres¡ ¡No me interesa¡ ¡Tu abuela me ha dejado un libro interesantísimo¡ ¡ No me interesa¡ ¿Con cinco euros tendrás para el cine? ¡Dame diez, miras que eres agarrada¡
(¢) Carlos Parejo Delgado
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