Durante
la masacre, aquella ignominiosa masacre que, con la pusilánime
indolencia de los indiferentes como cómplice, décadas después sería
denominada “Gloriosa Guerra de Liberación” por los herederos de los
agresores, todo aquel que osó rebelarse, que tuvo la valentía de luchar
en legítima defensa, fue tildado de traidor a la patria, de violento
criminal, de bestia terrorista.
La flor del tabaco
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*(Pues si mata… que mate)*
*A Manolo Rubiales –echando humo.*
*Ayer noche, al quedarme sin tabaco*
*–Estaban los estancos y colmados,*
*Los quioscos...
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