Era todo un maestro. Lo había hecho en cientos de ocasiones
sin contratiempo alguno. En parques, ascensores, callejones oscuros... Hasta
aquella noche en la que se topó de bruces con un tajante imprevisto.
La flor del tabaco
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*(Pues si mata… que mate)*
*A Manolo Rubiales –echando humo.*
*Ayer noche, al quedarme sin tabaco*
*–Estaban los estancos y colmados,*
*Los quioscos...
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